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En su 30 aniversario, PRD reclama: AMLO se benefició de la lucha perredista

Sin la dulzura del pastel pero con discursos llenos de autocrítica, consientes de las razones de su debacle y probable futura transformación bajo nuevo nombre y emblema, El partido de la Revolución Democratica celebró 30 años de vida.

En un hotel de avenida Reforma, pocos recordaron portar la tradicional vestimenta amarillo con negro que les caracterizó hasta hace un par de años, pues la mayoría de los cuadros presentes (adscritos a la corriente Nueva Izquierda) optaron por colores neutros, ajenos a su origen político. Solo Jesús Zambrano mostró fidelidad con su traje negro y corbata amarilla.


Es que me vestí acordé a la ocasión”, dijo sonriente a pregunta expresa de LSR. “Pero cada quien se puede vestir como mejor quiera”, justificó.

En teoría, el discurso central correría a cargo de Ángel Ávila, cabeza de la dirección colegiada de este instituo político, tras la salida -hace no más de un año-, de Manuel Grandados.

Pero la realidad es que Ávila quedó ensombrecido por el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles (y único actual gobernador perredista), quién aprovecho su imagen para -a falta de cuadros nacionales-, posicionarse mediáticamente como líder y voz cantante del partido… o lo que queda de él.

Sin mencionar por su nombre al presidente morenista, Andrés Manuel López Obrador, Aureoles le dedicó la parte crítica de su discurso.


Uno de los liderazgos que más se benefició de nuestro partido decidió formar su propio proyecto político cuando fue el PRD quien construyó la posibilidad de estar en el poder. La paradoja más grave de nuestro partido es que, habiendo construido el proceso de transición de la democracia, construyendo una figura opositora que logró el respaldo de 30 millones de electores, el PRD no sea parte de ese triunfo al que le dedicamos 30 años de nuestros esfuerzos”, acusó.

Sus palabras causaron efervescencia y el momento fue aprovechado por los perredistas michoacanos que acarreó, para que uno de ellos gritara “¡Silvano presidente!”.

Haciendo oídos sordos, aunque halagado, Aureoles continuó con los daños por los que ha atravesado el partido. “Las corrientes del PRD comenzaron a actuar mediante intereses particulares y generaron grupos de acción y cuotas que nos debilitaron”. Y remató “Nos dedicamos a la disputa de la franquicia… Nos alejamos del territorio… Abandonamos a la militancia”.

Tras el pesimismo, intentó hacer un cierre optimista que en realidad acabó reflejando la verdadera realidad en que hoy se encuentra. “Hay mucho de qué sentirnos orgullosos porque hemos sido congruentes y consecuentes. Mas tarde que temprano, el tiempo nos pondrá en el lugar que nos corresponde ¡A huevo!”.

Aunque Ávila reitero algunas de estas mismas ideas en su discurso, eso no prendió en el ánimo de los presentes, accarreados de los actuales cuadros perredistas: Nora Arias y Víctor Hugo Lobo en Gustavo A. Madero, Héctor Bautista en estado de México, Aureoles en Michoacán y Karen Quiroga en Iztapalapa, entre otros territorios. Tampoco encendió el ánimo de “los Chuchos”, quienes optaron por permanecer en bajo perfil. Por ejemplo, Jesús Ortega abandonó su lugar primera fila para pasar a la tercera en la orilla; Carlos Navarrete mantuvo su lugar en la fila principal aunque no ocupó un puesto central.

Como partido minoritario, Avila enfocó sus palabras para hacer observaciones al gobierno en turno. “La democracia se ve amenazada ante el debilitamiento al federalismo, la eliminación de los contrapesos constitucionales, la subordinación al poder legislativo, y la sumisión tanto al poder judicial como de los órganos autónomos… En varias ocasiones seguimos el capricho de nuestros caudillos recurriendo a la oposición a ultranza y a la descalificación. Al afianzar un discurso de fraude y conspiración, dejemos a un lado la negociación como mecanismo para imprimir nuestras causas en las leyes y abonamos al estancamiento”.

Y remató que la salida de AMLO del partido, mostró la debilidad del partido. Pese a los aplausos y una oradora (Quiroga) que cumplió con encender la ánimos antes y durante la entonación del himno nacional, los aún líderes perredistas no pudieron evitar responder la pregunta inevitable: ¿morirá el PRD? “Es exactamente el debate que se abre con el proceso de reafiliación para que cuando se acabe, de tenga un recuento de nuestras fuerzas, que abramos el partido y lleguen nuevos elementos junto a los cuales discutiremos el tema: tras 30 años ¿qué sigue? ¿El mismo nombre? ¿Emblema? ¿Proyecto? ¿O algo nuevo?”.

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